*HOY ES LA QUEMA DE JUDAS*
*Autor: Ernesto Joan Da Silva Tineo*
*"El Ciclón de Margarita"*
*"Un Universo que Canta"*
*@elciclondemargarita*
I
Hoy es la quema de Judas.
Al fuego irán indeseables
Personajes detestables.
Entre la hoguera sin dudas.
Muchos por no dar ayudas.
Otros por hacer maldad.
Aunque una barbaridad.
Esto parecería ser.
Más de uno lo harán arder.
Sin protesto ni piedad.
II
Antiguamente se hacía.
Esto y un gran testamento.
Un poeta de talento.
En el pueblo componía.
Luego se presentaría.
Todo en una prefectura.
Después de darle lectura.
El Prefecto lo aprobaba.
Por la ley se reseñaba.
El acto sin tachadura.
III
En décimas a el fulano.
Judas bien se presentaba.
En un palo se amarraba.
Trajeado desde temprano.
Era relleno de plano.
Con fuegos artificiales.
Del Pueblo los naturales.
Del lugar iban a oir
A ese Judas repartir.
Su herencia y bienes mortales.
IV
De tarde hacia noche era.
Lectura del testamento.
Y el Judas entre lamento.
Repartía a la gente entera.
Sus bienes en gran manera.
Muchos iban a gozar.
Allí Riendo sin parar.
Más de uno salía molesto.
Si ese Judas por supuesto.
Una Vaina le iba a echar.
V
Bueno en este calendario.
Del día de hoy quemaré.
Sin protestó acotaré.
Judas del bajo salario.
También sobre el escenario.
Del fuego echo al presidente.
Joe Biden firme de frente.
Al Judas Dolar global.
También quemo al infernal.
Judas Covid Mata Gente.
VI
Al Judas Malos Servicios.
Públicos quemó no en balde.
Quemo al Judas mal alcalde.
O alcaldesa por sus vicios.
Quemaré sin sacrificios.
Al Judas Gobernador.
O Gobernadora por.
No mostrarse competente.
Y Al Judas ladrón de gente.
En Comercio Explotador.
VII
Quemó al Judas Diputado.
Nacional o Regional.
Igual Judas Concejal.
Si poco al país le ha dado.
También quemó sin agrado.
A otros Judas en cuestión.
Al que bloqueo a esta mí nación.
Solicito impunemente.
Por actuar cobardemente.
Esos no tienen perdón.
VIII
Quemo al Judas Testaferro.
Al Político Corrupto.
Quien cometió el exabrupto.
De robar, pronto al destierro.
Lo condeno en el encierro.
De las llamas calcinado.
Espero sea, el mundo asqueado.
Está viviendo horas rudas.
Por esos malditos Judas.
Todo el planeta han saqueado.
IX
En la tierra quemaré
Al Judas en claro edicto.
Propiciador del Conflicto.
De Guerra acaba la fe.
Otro demonio echaré.
A las llamas sin error.
Se trata del Violador.
Judas quien la pedofilia.
Practica y a la familia.
Causa miedo igual terror.
X
Cristo Rabid Celestial.
Líbranos con tus poderes.
De Los Judas viles seres.
Sembradores de odio y mal.
Condenales a infernal.
Espacio y a los desiertos.
Del olvido, con aciertos.
Lanza, pronto haz de volver
Juzgando cómo ha de ser.
A los vivos y a los muertos.
*
ESTUDIAR A CARLOS FONSECA
Aldo Díaz Lacayo
Para los luchadores sandinistas,
desde finales de los años cincuenta
la figura de Carlos Fonseca
se convirtió en un ícono,
un ejemplo,
un ideal.
Carlos es respetado
por su agudeza intelectual,
su constancia en el estudio
y la lucha,
su terquedad
y su manera fraternal
de relacionarse
con los combatientes.
Su consecuencia
es reconocida
por todos los que le conocieron,
incluyendo los enemigos.
Pero Carlos
es sobre todo
el estratega
y constructor de una fuerza,
de un contingente revolucionario
que fue capaz de luchar
de manera sostenida
hasta conseguir
la masiva incorporación del pueblo
a la lucha
y el triunfo revolucionario.
Carlos es el líder indiscutible
de la Revolución.
Los problemas
que se generaron
por las contradicciones propias
de una lucha compleja,
no empañaron para nada
su liderazgo indiscutible
en todas las generaciones
de militantes sandinistas.
Todos queríamos
conocer a Carlos,
todos soñábamos
con trabajar con él.
Y cuantos le conocieron
relatan cosas positivas,
detalles que siempre abonan
a engrandecerlo.
Lo definen como humilde,
comunicativo,
preocupado
por los problemas de los demás,
cuidadoso de los valores
y del respeto
a los seres humanos,
incapaz de permitir
privilegios para sí
e intolerante
con vicios
que empañaban la conducta
del militante.
De alguna manera
era un asceta,
un místico.
A lo largo
de nuestro programa radial
“Entre todos”,
nunca hemos dejado de preguntar
a los participantes
si conocieron a Carlos
y qué pensaban de él.
Les pedimos
que nos contaran anécdotas.
Por eso
el nombre del Padre de la Revolución
aparece prácticamente
en todas las entrevistas,
y de ellas
se pueden extraer fragmentos
de lo que significaba
para cada uno de nosotros.
Carlos
tuvo la lucidez
de colocar tempranamente
a Sandino
como parte sustantiva
de la nueva etapa de lucha
que se abrió
después del ajusticiamiento del tirano
y del triunfo
de la Revolución Cubana.
Su paciencia y terquedad
para estudiar la propia historia,
analizar las experiencias
de otros pueblos
y desmenuzar
las características
de la sociedad nicaragüense
y del régimen económico social
que queríamos transformar,
le permitieron apuntar
con gran certeza
en la dirección correcta.
Él es
el principal autor
del “Programa Histórico del FSLN”,
pero también
profundizó sobre la vía armada
como método fundamental de lucha,
sobre los actores fundamentales,
el papel de los jóvenes,
de los estudiantes
e intelectuales,
de los campesinos
y de los obreros.
Teorizó sobre el papel de la montaña,
del campo,
de la ciudad
y de las organizaciones intermedias.
Se ocupó
de la importancia del programa revolucionario,
de la formación de los cuadros,
de las definiciones ideológicas.
No hubo un tema
que Carlos no estudiara
y sobre los cuales,
con una gran visión,
no hiciera propuestas
que apuntaran
en la dirección correcta.
Y el desenlace de la historia
los confirmó
casi en detalle,
ya cuando él no estaba
para ver realizados sus sueños.
Con el paso de los años,
su figura,
en vez de disminuir
para los revolucionarios nicaragüenses,
más bien se agiganta.
Muchos tenemos la certeza
de que si Carlos
no hubiera muerto en el año 1976,
otro sería el destino de la Revolución
y del Frente Sandinista.
De su muerte
se dicen muchas cosas;
lo más común,
que Carlos jamás
debió haber entrado a la montaña
cuando la represión
estaba en lo fino,
porque él era casi ciego,
porque ya era un hombre
de más de cuarenta años,
sin el entrenamiento necesario.
Su terquedad e insistencia
en subir a la montaña
es tal vez
de los pocos reproches
que le podemos hacer,
un error que él expió
con su preciosa vida.
Es lo que
el común del pensamiento
reclama.
Pero nadie podría asegurar
que si no hubiera sido por ese viaje,
hoy estaría vivo.
El mismo día de su muerte
cayeron en Managua
Eduardo Contreras y Carlos Roberto Huembes;
y un hombre como Pedro Aráuz,
maestro de la conspiración
y de las medidas de seguridad,
cayó como un niño
frente a la acción
de los infiltrados
que seguramente
estuvieron
detrás de su muerte.
Estábamos
en una guerra a muerte,
y ninguno,
ni siquiera
los que siempre se escondieron del combate,
tenían asegurada la vida.
Entonces
lo único que podemos hacer
frente a la realidad
de su temprana partida,
es estudiar su pensamiento,
su vida,
sus enseñanzas,
y hacerlas
nuestras estrellas luminosas
que alumbren el camino
en medio de la oscura noche.
*