La Llamada de los Caracoles
(Imagem: OperaMundi)
Por:
Félix Roque Roque - VE
Cuenta
el escritor Alejo Carpentier, en su libro "El reino de este mundo",
que el levantamiento de los negros mandingas inicio con una clarinetada de una
trompa de caracol. Por toda la costa, aquel sonido se fue extendiendo, juntando
toda la porcelana caracolera cantando a coro afinado, señalando la hora del
ataque en las haciendas de cacao de los blancos franceses, explotadores. En
tropel, los mandingas avanzaron al interior de las haciendas, llevando en sus
manos cualquier utensilio que le sirviera de arma para enfrentarse a los
blancos. Refiere que el primero en caer bajo la furia negra, fue un contador
que envalentonado y con pistola en mano, salió a enfrentar a la negrantada que
en la noche negra salía a defender la pureza de su color púrpura. Le abrieron
la garganta de arriba a abajo con una cuchara de albañil.
Ante
la llegada de los invasores que intentaron entrar a Venezuela por las costas de
Macuto y de Chuao, viendo las imágenes donde aparecen aguerridos y firmes
nuestros pescadores y cosechadores de cacao, pensé en el relato de Don Alejo,
en la riqueza de lo real maravilloso ocurrido en la isla de Santo Domingo,
donde la fuerza sudada de los negros fluía libremente, conducida por sus dioses
negros y por el sonar de sus guaruras de porcelana extraídas de la mar.
La
actuación de nuestros fornidos y bravos pescadores y cacaoteros al defender el
territorio donde viven, resume esa historia poco contada de nuestra América
amerindia y que no es más que una larga crónica de lo real maravilloso, que
aveces pasa silbando, solo audible para los que saben escuchar.
En
Macuto y en Chuao pudimos ver a los hombres de rostros maduros y curtidos, de
manos con las marcas de los guarales y de los machetes, con los talones de los
pies cuarteados y con la piel de turrones tostados de tanto andar. Los vimos
lucir su porcelana blanca en cada sonrisa ante la hazaña de mantener maniatados
contra la tierra caliente a los invasores. Sus relatos dan cuenta de cómo se
juntaron solidariamente para la tarea, de cómo se transmitían las
informaciones, cómo seguían los pasos de cada uno de los facinerosos que
armados hasta los dientes, se rendían y caían derretidos como potes de gelatina
anta la voz temible que sonaba a Patria!
La
llamada de los caracoles, fue ese sonido mágico y maravilloso que el dios de la
mar les había inculcado en sus sueños para despertarlos en esa madrugada del
tres de mayo de 2020 para remontar la cresta de la ola de la historia. En los
habitantes de Macuto y Chuao quedará impregnada la espuma blanca del cacao y
del agua salada, relamiendose en la sonrisa de cada niño el sabor de la
victoria. Ellos nos dieron una lección, a carne viva de lo que es lo real
maravilloso que tanto abunda en esta Venezuela de hombres y mujeres libres!
Caracas,
29 de mayo de 2020.
Tiempos
de cuarentena.
roque.felix@gmail.com
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